SIGUE EL CAMINO
Las dichosas señales siguen su curso. Pero son de mentira. La ciática me apartó de un sendero espiritual que tenía programado. Ya lo haré más adelante.
El dolor residual del nervio peroneo (he sabido de su existencia el mes pasado) no me va a apartar de encontrarme con mi patrón desde El Ferrol a Santiago, por mucho que me incomode al andar.
Mi cuerpo me dice que lo escuche, que no permanezca muchas horas de pie, pero por las que hilan voy a dejar de atender las carreras de caballos de Sanlúcar de Barrameda. Me sentaré cuando pueda; o no. Las sillas —con perdón de los que no tengan más remedio que usarlas— me resultan herramientas para flojos y acomodados. No tendré el culo gordo jamás.
«Te vas a buscar lo que no tienes. Es más seguro un sueldo. No salgas, afuera hace frío. Confórmate. (…)».
Toda la vida he escuchado y visto señales muy contundentes, mientras que yo sigo espejismos. No paro de otear oasis de dudosa existencia para saciar mi sed.
Otro pasito más, que ya llegas. Sigue el camino.