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NEGRO SOBRE BLANCO

Pulula por las noticias que la IA nos va a quitar de enmedio a los creadores. Por lo menos a los mediocres, que se supone que somos los que no vendemos nuestras obras como churros.

mediocre

1. adj. De calidad media.
2. adj. De poco mérito, tirando a malo.

Como en este foro sobresalimos, que nos pongan por delante al chat GPT y a las inquietantes aplicaciones que surgen a diario, que los «raros» seguiremos planteando batalla.

Mi querido César Ramírez, al que, además de una amistad antigua, me une la inquietud artística, quiso comparar la pintura con la literatura en la presentación de la Feria del Libro de Sevilla.

Enumeran los estudiosos que las bellas artes son siete: pintura, escultura, arquitectura, música, danza, poesía y literatura, y cine.

Yo, la verdad, no me considero un artista, ya que no vivo de ninguna de ellas, lo que entiendo que debería ser fundamental para etiquetarme con este sustantivo. Aunque, en esta ocasión, la RAE me lleve la contraria:

artista

1. m. y f. Persona que cultiva alguna de las bellas artes.
2. m. y f. Persona dotada de la capacidad o habilidad necesarias para alguna de las bellas artes.

En este punto me detengo y expongo el gran dilema: ¿Es más artista el que más vende, el que es capaz de alcanzar a más personas? ¿O, por el contrario, el verdadero artista es el intimista, el que expresa sus dotes para sí mismo o para un reducido número de seguidores?

Yo defiendo que en la verdad y en la naturalidad radica el quid de esta vieja controversia. En eso y en tener el don de la transmisión. No me refiero a engranajes ni a propiedades ni a ondas hercianas, hablo de emociones. De poseer la capacidad de llegar al otro, de hacerle volar a un sitio mágico, de provocar su intelecto y su instinto, de acariciar sus sentidos, de conseguir que vibre.

Pero el mercado, las modas, el hombre te conducen a navegar por un camino. A veces correcto, a veces rentable, a veces incómodo.

Recordando a mi prologuista de «No busques más, que no hay», Bernardo Periñán escribe:

«Entre los escritos, las novelas son palabras mayores, el género donde han brillado los grandes. Sólo la poesía está por encima. ¡Cuántos poetas se han hecho novelistas a la fuerza! Vivir de la poesía es algo reservado a los ricos o a los pobres, pero inconcebible para la gente corriente».

Yo estoy loco por que me leáis, por acumular adeptos, por sorprenderme al escuchar conversaciones sobre los personajes de mi novela mientras camino por las calles de Sevilla o de Buenos Aires, si me pongo a soñar. No es un interés comercial, y lo digo de corazón. Consiste en tener la certeza de que lo que tú sientes es capaz de sintonizar con otros cerebros y otras almas. Ese sería mi gran triunfo, como creo que debería ser el de cualquier autor.

Además, seguiré cargando contenedores por los puertos de este mundo, que tiene mucha prisa y se para muy poco, que camina con la cabeza gacha y no es capaz de darse cuenta de toda la belleza que le rodea.

¿O sí?

De vosotros depende. Dadme la oportunidad de acompañaros en la intimidad de la lectura, y amenazo con más negro sobre blanco.

Jaime Sabater Perales

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