Skip to content Skip to footer

MI PRIMERA TEORÍA

 

«Si en logística quieres triunfar, no te canses de copiar». Esta frase, que escuché en publicidad y más tarde aplicada a la arquitectura, la he incorporado a mi repertorio y la repito casi todas las semanas en la oficina.

Copiar va en contra de mi naturaleza creativa y curiosa, aunque es algo intrínseco a los seres vivos y te asegura la pervivencia. Repetir e innovar, a partes iguales, sería lo ideal en el desarrollo personal y profesional de cada individuo.

Todos pretendemos ser originales, con mucha personalidad; pero llevar una vi-da estereotipada, incluso gris, en determinados momentos nos libra de crisis existencia-les y otros vaivenes filosóficos.

Una de esas tardes grises, sin más distracción que la de perder el tiempo, me descubrí hurgándome en una fosa nasal. De ella saqué una porción amorfa que amoldé con dos dedos en oposición al terraplanismo.

Al lanzar aquel proyectil al aire, pensé que nunca los había escuchado al caer al suelo o impactar con algún mueble. También observé que, después de tantos años de disparos, la alfombra del salón de mis padres debería presentar un aspecto gomoso y pegajoso.

Al tratar de dilucidar esta extraña circunstancia espaciotemporal, acabé postulando mi primera teoría; la del moco:

«Si lanzas un moco seco y esférico en un momento concreto, a determinada velocidad y ángulo de inclinación, el moco —de forma irremediable— desaparece debido al rozamiento con el aire».

Jaime Sabater Perales

Newsletter

Suscríbete y conoce las novedades

[mc4wp_form id="461" element_id="style-6"]

Jaime Sabater © 2024. Todos los derechos reservados. | Diseño y Desarrollo por BrandMedia | Política de Privacidad y Cookies