EMPELLONES
Esta especie de diario anacrónico y desordenado, que he generado con los relatos semanales, al final me sirve de guía anual sobre las emociones y dolencias que voy sintiendo.
Hoy, que la ciática me ha vuelto a postrar, he buscado en mi web esta palabra para comprobar cuando padecí por última vez la dichosa afección.
Con las tres eses, 17 de mayo de 2022.
Es la pura verdad que nos olvidamos muy pronto de las fatigas, al menos yo, y que en seguida volvemos a actuar como si la juventud siempre nos acompañase.
Dos años de estado físico inmejorable, de entrar y salir, de hacer deporte, de disfrutar como un enano… ¡Lo compro!
Cuando caigo en uno de estos baches, tengo la manía de investigar en mi psique y en mi actividad diaria la causa exacta. ¿Serán los conflictos familiares? ¿La llegada de malas noticias? ¿Los partidos de pádel? ¿Las pesas del gimnasio? ¿El estrés laboral? ¿La vida desenfrenada?
—No, idiota, tienes una hernia discal que si la aprietas mucho da la cara. —Pepito, ¿tú otra vez por aquí? —Es que me las pones botando. —¿Y qué quieres que haga, dejo de ser yo? —¿Has probado con tu versión más tranquila? ¿Tú mismo, pero bajando un poco el gas? —¡Eso!, perder la esencia o tomarme una pastillita diaria para atontarme… —¡Uf!, no puedo contigo. Luego no te quejes.
Yo sí que no me soporto, que hasta conmigo mismo discuto.
«¡Ay, vida mía!, sigue dándome empellones, pero no me alejes de los míos, que los necesito a todos, aunque sea para pelearme».
